Hedonismo y escritura

Comer en el Club de la Milanesa, ¿vale la pena?

Esto es pan comido. Así empieza la experiencia de comer en el Club de la Milanesa: con un pancito caliente acompañado de mantequilla. Sin embargo, si ya has visitado este restaurante o has leído algunos reviews, podrás notar que tiene dos bandos: los del amor y los del odio… ¿cuál es el tuyo?

En un principio el nombre Milanesa me generaba algo de confusión, no estaba segura de qué era y el por qué de tanta devoción a la milanga, así que la primera vez que comi Milanesa en Buenos Aires fue precisamente en este afamado club.

Pero, ¿qué es eso tan delicioso que llaman milanesa? -me pregunté cuando empecé a conocer más de la gastronomía Argentina- y cuando la vi servida en mi plato mi respuesta fue: ¡Ah! es lo mismo que una chuleta.

Chuleta: dícese del nombre colombiano para la milanesa.

Aquí me perdonarán todos los Argentinos, pero la base es exactamente igual. No obstante, les doy el premio a la creatividad por la cantidad de opciones increíbles con las que acompañan este plato. Incluso podría considerar que cuando fui a comer al club de la Milanesa, fue donde descubrí que un bocado con papas fritas, huevo frito, queso (mucho) y mila, era algo que quería repetir por siempre.

Mi traición a la chuleta

Después del pancito caliente, llegó una contundente Milanesa Americana, una combinación de cebolla caramelizada, panceta crocante, perejil y dos hermosos huevos fritos que conseguían en equilibrio perfecto.

Milanesa Americana: Queso Cheddar, panceta, cebolla caramelizada, huevo frito y perejil.

Cuenta la leyenda que la clave es probar primero la milanesa sin ningún acompañante. Medir si la carne está suave, el apanado crocante y bien condimentado. Así lo hice, y no me defraudó. Seguí comiendo, combiné todo que había, la yema del huevo chorreaba y lo demás es historia. 

En este punto podría decir que nunca más la llamaré Chuleta y que hago parte del bando de los amantes del Club de la Milanesa. Si bien considero que las bebidas son caras, tienen una propuesta de cervezas artesanales de elaboración propia y un flan casero con dulce de leche que es un manjar de dioses.

Mi segunda Milanesa

Como dicen por ahí, en la variedad está el sabor, así que me decidí a ir por una nueva experiencia en el Club. No quería quedarme con la clásica de queso con huevo frito, entonces para mi segunda visita pedí la opción que consideré me iba a enamorar. 

Nuevamente después del siempre lindo “esto es pan comido”, llegó la Milanesa TEX-MEX. Queso blanco, salsa blanca, semillas y G U A C A M O L E ¿Por qué no fue mi primera opción? no lo sé, pero donde hay aguacate yo soy feliz. A pesar de ello, lo que llegó a mi mesa fue una total decepción.

No le quiero dar mucho espacio a esta segunda visita, pero para dar una idea general: la salsa opacaba todo el sabor del guacamole, las papas fritas no estaban lo suficientemente calientes (lo que significó que en cuestión de minutos ya eran incomibles) y así otros detalles. En definitiva, esta segunda milanesa no fue lo que yo esperaba y aquí ya no hago parte del mismo bando. 

La verdad de la Milanesa

Existen muchos otros bodegones en Buenos Aires que preparan Milanesas deliciosas y que para muchos serán más ricas, lejos. Incluso está el bodegón El Antojo en Villa del Parque, el cual en 2017 ganó un premio a la mejor Milanesa de Bodegón de Buenos Aires.

¿Vale la pena ir al Club de la Milanesa? la respuesta es: sí. Tienen opciones que son muy buenas, el plato es abundante y tienen la “ventaja” de ser un restaurante de cadena, así que encuentras un local en los principales barrios de Buenos Aires y en otras ciudades importantes del país.

Como la tercera es la vencida, seguro voy a volver e intentar lograr un desempate. No quiero ir y sentarme a ver opciones en el menú, ya tengo mi elección. 

En el club hay una variedad que se llama “Inmortal”. Se trata de una Mila rellena de Muzza (con esto ya me compraron), queso Cheddar y hierbas, puesta sobre un colchón de fritas y coronada, por supuesto, con el infaltable huevo frito que sube cualquier plato a un nivel 2.0. 

Al final, si hay algo que desde que visité este restaurante me hace sentirme parte del Club: 

“Come sin culpa, la vida es demasiado corta como para no comer lo que nos gusta”

Tip #cómeteelcuento: Si vas a comer al Club de la Milanesa, intenta dejar un espacio para el postre y pide el flan casero sí o sí.

Por motivos de Coronavirus en Argentina el restaurante está vendiendo un kit para cocinar, compuesto de milanesas frescas y listas para hacer en casa. Más info en elclubdelamilanesa.com

@elclubdelamilanesa

Esta historia es basada en hechos reales en el Club de la Milanesa de Recoleta – Azcuénaga 1898



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