Hedonismo y escritura

Literatura venezolana: 10 obras que viajan en mi maleta y en mi memoria

literatura venezolana

Hace unos meses, cuando publicamos los 10 libros para leer mientras tomas café en época de cuarentena, prometí hacer un listado con mis recomendaciones exclusivas de la literatura venezolana. Aquí estoy saldando esa deuda y espero que puedan disfrutar tanto como yo de esta selección personalísima que comparto con ustedes.

En estas líneas encontrarán retazos de mi identidad y quiero confesar que lamenté terminar la lista con una sola autora mujer. Así que aquí va otra promesa: pronto publicaremos nuestras recomendaciones de escritoras mujeres y son bienvenidos y bienvenidas a dejarnos sus sugerencias en los comentarios.

Tal como la gastronomía, la literatura es un elemento fundamental de la cultura de un país; por esa razón, aprovecho este espacio en Cómete el cuento para invitarlos a acercarse a Venezuela de una forma diferente. No los distraigo más, ¡disfruten mi top 10!

1. Vuelta a la patria, de Juan Antonio Pérez Bonalde (1877)

vuelta a la patria
Foto: Fundación Editorial El perro y la rana

Siempre recomiendo la lectura de este hermoso y extenso poema porque describe el Caribe tal como quisiera hacerlo yo y porque empatizo con el dolor que se expresa en la segunda parte del poema. 

La primera vez que supe de Vuelta a la patria fue en mi clase de literatura venezolana en el primer semestre que cursé en la facultad de periodismo. Aún recuerdo a mi profesor emocionado hasta las lágrimas leyéndolo y yo tampoco pude contenerme mientras lo escuchaba.

Ese cielo, ese mar, esos cocales, 

ese monte que dora 

el sol de las regiones tropicales… 

¡Luz, luz al fin! Los reconozco ahora: 

son ellos, son los mismos de mi 

[infancia, 

y esas playas que al sol del mediodía 

brillan a la distancia, 

¡oh, inefable alegría, 

son las riberas de la Patria mía!

Leer Vuelta a la Patria

2. Las memorias de Mamá Blanca, de Teresa de la Parra (1929)

memorias de mamá blanca

Fue la primera novela que leí en mi vida. Formaba parte de la bibliografía obligatoria del secundario y aún recuerdo sus fascinantes descripciones así como la carga nostálgica de su narrativa. Lo criollo, la familia, la caña de azúcar, la niñez… aquí encontrarán la fotografía de una Venezuela que muchos llevamos impresa en nuestra forma de ser.

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3. Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos (1929)

doña bárbara

“Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha”. Así comienza esta novela que nos ubica de entrada en el corazón del llano apureño. Muchos reconocen esta obra por la versión televisada pero si algo quiero regalarles en estas líneas es la oportunidad de que lean el libro. Civilización y barbarie, luz y oscuridad, violencia y paz, ¡no van a poder dejar de leerla!

“¡Llanura venezolana! ¡Propicia para el esfuerzo como lo fuera para la hazaña, tierra de horizontes abiertos donde una raza buena ama, sufre y espera!”

Leer Doña Bárbara

4. Mi padre el inmigrante, de Vicente Gerbasi (1945)

 A Gerbasi me une Canoabo, un pueblito de Carabobo, la provincia donde nací, y que siempre me ha fascinado. Este es uno de los poemas más famosos del autor venezolano y me cautiva su profundidad psicológica.

Se trata del torbellino emocional que vivió el padre de Gerbasi al partir de Europa a Suramérica, el dolor del que abandona su hogar para ir a tierras nuevas, del que se ve obligado a partir para sobrevivir.

I

Venimos de la noche y hacia la noche vamos.

Atrás queda la tierra envuelta en sus vapores, 

donde vive el almendro, el niño y el leopardo.

Atrás quedan los días, con lagos, nieves, renos,

con volcanes adustos, con selvas hechizadas

donde moran las sombras azules del espanto. 

XV

«¡Ampárame, oh tierra maravillosa!

Yo me estaré contigo adorando tus peñas,

que en la penumbra tiene rostros de nuevos dioses.

Yo vengo de los puertos, de las casas oscuras,

donde el viento de enero destruye a los niños pobres,

donde el pan ha dejado de ser para los hombres.

Yo vengo de la guerra, del llanto y de la cruz.

¡Ampárame, oh tierra maravillosa!»

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5. Los cuadernos del destierro, de Rafael Cadenas (1960)

En 1952, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, Rafael Cadenas tuvo que abandonar Venezuela y exiliarse en la isla de Trinidad. Este libro es el resultado de esa época y en él se expone una profunda crisis de identidad producto del desarraigo

Fragmentos de este poemario me acompañan a través del libro Poemas selectos (2004) y las líneas que encontrarán a continuación las recito de memoria:

rafael cadenas

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6. Los platos del diablo, de Eduardo Liendo (1985)

los platos del diablo

Las consecuencias de la envidia y el plagio protagonizan esta historia, escrita magistralmente por el maestro Liendo. La crónica policial se hace presente en la narrativa así como la fascinante descripción del estado psicológico de un artista que sufre de un bloqueo creativo

Es de esas novelas que te lees de un tirón y te dejará con ganas de buscar otras obras de Liendo; así que para adelantarme a sus consultas, recomiendo también El mago de la cara de vidrio (1973) y Contigo en la distancia (2014).

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7. Calletania, de Israel Centeno (1992)

calletania

Calletania la conocí mientras cursaba un seminario llamado Al son de la literatura finisecular, dirigido por la profesora Eritza Liendo. Me gustó tanto la novela que la analicé -o al menos intenté- como parte de mi trabajo final de la materia.

“El barrio hiede y huele, y ante esta dualidad, el escritor caraqueño, Israel Centeno (1958), decide presentarnos el hedor en Calletania. Esta novela publicada en 1992, nos revela las luchas políticas y sociales que se dan en un barrio de Catia, enmarcadas en un contexto de drogas, prostitución y doble moral”. Si desean profundizar más, aquí encontrarán la reseña completa.

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8. Salsa y control, de José Roberto Duque (1996)

salsa y control
Foto: Fundación Editorial El perro y la rana

Esta novela también la leí en mis años universitarios cuando aprendía y me divertía al son de la literatura venezolana de finales de siglo XX. Al igual que Calletania, el protagonista es el barrio (la villa) y su interlocutor es la “otredad”, el “extranjero” que no pertenece a este lugar.

Aprovechen para tomar nota de las bandas y canciones que van apareciendo en la novela, puedo asegurarles que tendrán un playlist bien caribeño para echar un pie / mover el esqueleto / bailar cachete con cachete.

Leer Salsa y control

9. La desnudez del loco, de Armando Rojas Guardia (2005)

El poeta y ensayista venezolano Armando Rojas Guardia es, posiblemente, uno de los escritores que más me conmueve. Tuve la oportunidad de cruzar unas pocas palabras con él en Caracas y en mi memoria está grabada su voz pausada y amable.

Rojas Guardia falleció en julio de este 2020 y a raíz de su triste partida releí este poema de 2005 que me parece poderosa y bellamente doloroso. Además de compartir el enlace para que puedan leer el poema, a continuación encontrarán un video de Manuel Guzmán Kizer, colega y ex compañero de la universidad:

Leer La desnudez del loco

10. Las guerras íntimas, de Roberto Martínez Bachrich (2011)

las guerras íntimas

Cierro este personalísimo top 10 con un autor que fue considerado en el año 2011 como uno de los 25 secretos literarios de la región, según la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

La contratapa dice, entre cosas, lo siguiente: “Siguiendo las pautas del cuento clásico (brevedad, intensidad y sorpresa), Roberto Martínez Bachrich ha construido historias en las que los espacios y las experiencias visibles son la puesta en escena de los conflictos internos del ser humano. La maestría técnica con la que su autor resuelve o agrava los dilemas de sus personajes revela la resonancia aleccionadora que esconde la obra, pues todas las guerras se declaran en la intimidad de los corazones”.

Las guerras íntimas viajan conmigo desde que las descubrí y creo que si alguna vez llegara a escribir ficción, me encantaría hacerlo con al menos un poco de la destreza de Martínez Bachrich. Mi cuento favorito, el cual comparto aquí con ustedes, es Wave.


Mientras busco dar un cierre a este artículo, sólo surgen de mis manos y de mi pensamiento palabras de agradecimiento hacia cada artista que nos regala su autenticidad en cada obra. Más allá de sus intenciones o motivaciones, incluso muy por encima de la interpretación que tengamos de sus obras de arte, el talento de estos seres dan verdadero sentido a esto que llamamos vida. 

Como siempre, son bienvenidos todos sus comentarios y no se olviden de hacernos sus recomendaciones sobre libros de autoras mujeres del mundo.



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